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El motor de la innovación



Va de libros. De cara a este fin de año, voy a recomendar una serie de lecturas sobre creatividad e innovación muy sugerentes. Aquí va la primera:

InGenius: a crash course on creativityestá escrito por Tina Seelig, directora del programa de Tecnología de la Universidad de Standford.

Su tesis es sencilla: podemos aprender a ser más creativos aunque hemos de trabajar duro si queremos aprenderla.

Además, presenta un interesante modelo que consiste en una cinta de moebius en la que se combinan cultura, conocimiento, imaginación, recursos, actitud y hábitat.

Conocimiento, imaginación y actitud se encuentran en la parte interna, mientras que recursos, hábitat y cultura están en la cara externa de la cinta. Estas seis esferas son las que influyen en nuestra capacidad de ser creativos e innovadores y están interconectadas.

Conocimiento. Es el combustible de la imaginación. Cuanto más se sabe de un tema, más materia prima tiene uno para trabajar.

Imaginación. El catalizador de la transformación de conocimiento en nuevas ideas. La capacidad de crear algo nuevo es una fuerza muy poderosa y se requiere para la combustión creativa. Sin ella, es imposible generar nuevas ideas.

Actitud. Para Seelig, la chispa que pone en marcha el “motor de la innovación”. Nuestra actitud personal, mentalidad o perspectiva, determina cómo interpretamos y respondemos ante distintas situaciones, y tiene profundas raíces neurológicas. Si somos negativos, limitamos nuestra manera de pensar y de percibir. Una actitud vital, confiada y optimista contribuye a que fluyan ideas creativas.

Recursos. Los activos presentes en nuestra comunidad. Todo aquello de valor que nos rodea. Desde fondos que puedan ser invertidos en nuevas empresas a recursos naturales. También se incluyen en este factor a todas aquellas personas con conocimiento y experiencia que pueden servirnos como guías, mentores o modelos, así como universidades y compañías locales que fomenten la innovación.

Hábitat. El lugar físico donde trabajamos o vivimos, cómo está construido y diseñado, influye en nuestra imaginación.

Cultura. La componen las creencias colectivas, los valores y los comportamientos de la sociedad en que vivimos. El marco cultural en que estamos inmersos marca nuestra manera de pensar y actuar. 

Las seis partes del “motor de la innovación” están inexorablemente conectadas y se influyen unas a otras de manera decisiva.

Nuestra actitud despierta la curiosidad por adquirir conocimientos conexos.

Nuestro conocimiento alimenta nuestra imaginación, permitiéndonos la generación de nuevas ideas.

Nuestra imaginación cataliza la creación de hábitats estimulantes, movilizando los recursos de nuestro entorno.

Estos hábitats, junto con nuestra actitud, influyen en la cultura de nuestra comunidad.

Un libro, sumamente interesante y plagado de ilustrativos ejemplos.


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